Una historia para contar a nuestros hijos sobre el dinero
Cash, benjamins, plata, biyuyo, lana, guita, varo. Hay tantas formas en la que nos referimos al dinero, muchas de ellas coloquiales o de origen histórico, como las múltiples maneras en las que el dinero se expresa y puede ser utilizado.
Y es que el dinero es parte de la vida diaria de nuestras familias, es un término común y familiar, pero si queremos que nuestros pequeños aprendan desde temprana edad a relacionarse positivamente con el dinero y a gestionar sus finanzas de forma inteligente, bien valdría la pena comenzar a explicarles sus orígenes y la forma en la que ha evolucionado.
En este artículo
1. Cuando no existía el dinero
Seguramente tus hijos han intercambiado algo con sus amigos. Es algo intuitivo porque si tu amigo quiere la pluma que tú tienes y tú quieres sus stickers increíbles, intercambiar una cosa por otra pareciera una buena idea. Justamente así es como el dinero encuentra sus orígenes: en el trueque, entendido como el intercambio de objetos y servicios, por otros productos y servicios, sin que exista dinero de por medio.
Los orígenes del trueque se remontan a alrededor del año 10,000 a.C. en el Medio Oriente. En ese entonces las sociedades intercambiaban ganado, cereales, especias, verduras y cualquier producto en lo que se especializaban, motivados por el aprovechamiento de las condiciones locales. Así si alguien contaba con un excedente de maíz y la otra persona con un excedente de cacao, se llegaba a un acuerdo y se realizaba el intercambio.
El trueque fue el precursor de las grandes rutas de comercio, como la famosa Ruta de la Seda, y también la actividad que abrió paso a los primeros contratos sociales y económicos.
Hoy en día la actividad de trueque sigue vigente en muchas comunidades e incluso es importante para fomentar la cultura del reciclaje y el cuidado ambiental. Piensa por ejemplo en las tiendas de ropa que ofrecen promociones de intercambio de ropa de segunda mano por algún producto en tienda.
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2. Y entonces surgen las monedas y el dinero
Regresemos en el tiempo miles de años atrás, cuando existía el trueque. Pensemos que quizás nuestro excedente de verdura este mes no es útil para aquella persona con la que usualmente intercambiamos mercancía. Entonces la verdura se echa a perder y ya no tenemos ni verdura, ni el producto que necesitamos de la otra persona. Ahí tenemos un problema porque la verdura o el cereal no es una unidad de contabilidad fija, ni tampoco funciona como un depósito de valor, que puede guardarse y seguir siendo útil.
Es entonces que las primeras monedas surgen en la región que ahora se conoce como Turquía. Las monedas metálicas estaban hechas de electro, una aleación de oro y plata, y su valor estaba respaldado por el Estado, como sucede en la actualidad. Así como en su momento el trueque permitió las grandes rutas de comercio, el surgimiento de las monedas coincidió con el auge de las grandes ciudades.
La moneda más antigua del mundo es el León de Lidia y se acuñó en la región actual de Turquía hace unos 2,800 años. La moneda actualmente es parte de la impresionante colección del Museo Británico en Londres. Si la observas de cerca, verás que tiene una forma ovalada y la imagen de un león rugiendo.
Las monedas son parte del patrimonio material de las civilizaciones porque cuentan historias sobre la cultura o economía de un país, por ello se exponen en museos o incluso existen grandes coleccionistas de estos tesoros. Cuando tengas oportunidad, mira de cerca una moneda ¿qué personaje o dibujo aparece? ¿qué historia crees que cuenta? El dinero es historia, cultura e identidad.
Pero además de las monedas tenemos los billetes o el dinero de papel. Estos surgen en China y son llevados a Europa por el famoso explorador italiano, Marco Polo. Los billetes se popularizan porque claramente son más prácticos, ¡has el experimento de cargar diez dólares en monedas en un bolsillo y un billete en el otro!
3. El dinero invisible
Que extraño es el mundo que, cuando al fin tuvimos en nuestras manos las monedas y el dinero, estas vuelven a desaparecer ¡Sí! Dando un gran salto en la historia, a mediados del S.XX surgen en Estados Unidos los plásticos con los que pagamos el supermercado y en las tiendas departamentales.
Estos plásticos ofrecían la posibilidad de recibir un préstamo o crédito, a cambio de pagar un precio o interés de forma periódica, bien conocidas como las tarjetas de crédito, ¡muy peligrosas si no sabemos gestionarlas adecuadamente!
La primera tarjeta de crédito surgió en 1950 en Estados Unidos, cuando Frank McNamara, director de la Corporación de Crédito Hamilton, fue a cenar a un restaurante en Nueva York y olvidó su cartera en casa.
Decidido a que este incidente no se repitiera, la siguiente ocasión volvió con una gran idea de negocio y pagó con una pequeña tarjeta de cartón, conocida como Diners Club. Y ¡vaya que su idea tuvo éxito! porque solo un año después, existían ya 42,000 membresías en todo Estados Unidos.
A finales del S.XX con el auge del Internet, la forma en la que utilizamos el dinero cobró formas inimaginables, se volvió más veloz, más versátil y práctico. Hoy en día el dinero es prácticamente electrónico es su totalidad, o invisible. Puedes hacer desde tu celular una transferencia al otro lado del mundo, enviar un regalo a un amigo que vive en otra ciudad, puedes pagar el cine con tu celular o poner tu dinero a invertir desde una plataforma.
Todas estas bondades del mundo moderno han implicado también un esfuerzo mayor de los gobiernos y los actores privados en términos de seguridad cibernética y también han evidenciado una mayor responsabilidad de las comunidades y las personas de conocer y enseñar a los niños las formas en que podemos gestionar el dinero de forma responsable y segura.